Una teoría demasiado relativa para sustentarse
¿Cómo de relativa es hoy en día la Teoría de la Relatividad?
La teoría de la relatividad es una de las teorías más importantes e influyentes de toda la ciencia. Propuesta inicialmente por Albert Einstein en 1916, esta teoría revolucionó nuestra comprensión de la naturaleza del espacio, el tiempo y la materia. En pocos años, Einstein incorporó la teoría al programa espacial de la NASA, permitiendo a los astronautas viajar más rápido que la velocidad de la luz y regresar con seguridad del espacio profundo. A lo largo del último siglo, la teoría de la relatividad ha seguido siendo una herramienta crucial para investigar la naturaleza y ayudarnos a entender los orígenes del universo. Sin embargo, como cualquier teoría científica, la Teoría de la Relatividad ha sido objeto de críticas y escrutinio a lo largo del tiempo.
Hoy en día, hay muchas teorías que compiten entre sí y que tratan de explicar algunos de los mismos fenómenos que antes explicaba la Teoría de la Relatividad. Sin embargo, a pesar de estos avances, la Teoría de la Relatividad sigue siendo una herramienta valiosa para entender nuestra existencia. Sigue siendo relevante hoy en día porque nos ayuda a comprender mejor cosas como la naturaleza del espacio, el tiempo y la gravedad. Además, es importante recordar que el propio Einstein nunca consideró que la teoría de la relatividad fuera 100 veces correcta. Más bien la consideraba una teoría basada en la observación que necesitaba ser refinada mediante una profunda investigación empírica. Por ello, la Teoría de la Relatividad es hoy tan válida como lo fue siempre, un testimonio del notable legado científico de Einstein.
¿Qué es la Relatividad General?
La relatividad general es una teoría desarrollada por Albert Einstein que explica cómo funciona la gravedad en nuestro universo. Einstein creía que el espacio y el tiempo son realmente inseparables y que existen juntos en una sola entidad que llamamos «espacio-tiempo». Esta idea desafiaba la opinión predominante de que el espacio y el tiempo eran únicamente independientes el uno del otro. Einstein desarrolló esta teoría como una forma de explicar las observaciones que se habían hecho durante su época de físico a principios del siglo XX. Por ejemplo, explicaba cómo las observaciones sobre el movimiento de las estrellas dentro de nuestra galaxia llevaban a la conclusión de que otras estrellas también debían estar en movimiento. Así, al explicar el funcionamiento de la gravedad, la relatividad general ha demostrado ser una herramienta importante en nuestra búsqueda de conocimientos sobre nuestro universo.
Queda pendiente la teoría del todo
En el último siglo, los científicos se han interesado cada vez más por intentar desarrollar una teoría unificada de todas las fuerzas y partículas del universo. Este elevado objetivo ha atraído la atención de algunos de los más destacados pensadores e investigadores de la era moderna. Gran parte de su trabajo ha girado en torno a la búsqueda de una gran teoría unificadora que pueda reunir estas disciplinas científicas tan dispares. Por desgracia, a pesar de los esfuerzos de muchas mentes dedicadas e inteligentes, todavía no se ha descubierto esa teoría. De hecho, observaciones recientes han llevado a muchos expertos a concluir que es poco probable que se produzca tal hallazgo.
A pesar de las desastrosas probabilidades, algunos miembros de la comunidad científica siguen sin desanimarse en su búsqueda de este objetivo esquivo. Creen que si existe, la teoría del todo debe ser capaz de explicar el comportamiento tanto de la mecánica cuántica como de la relatividad general. En otras palabras, debe ser capaz de englobar dentro de sus pliegues tanto nuestra comprensión actual del mundo natural como nuestra hipotética comprensión de las superciencias del más allá. Si es así, esa teoría será sin duda uno de los descubrimientos más transformadores jamás realizados por la humanidad. De hecho, podría revolucionar nuestra comprensión de la propia naturaleza de la realidad. Sin embargo, a fin de cuentas, por mucho que sigamos buscando este escurridizo objetivo, es poco probable que consigamos hacer el descubrimiento.
En el mejor de los casos, dejaremos atrás una larga cadena de preguntas sin respuesta. En el peor de los casos, nos veremos obligados a concluir que, después de todo, no nos queda nada por descubrir. Así que, ya sea por escepticismo o por ignorancia, nuestra búsqueda de la teoría del todo ha sido hasta ahora infructuosa. Pero eso no significa que debamos dejar de intentarlo. Como dijo una vez Albert Einstein: «El Universo sólo puede entenderse hacia atrás, pero debe vivirse hacia adelante». Y así, con una esperanza firme y una determinación inquebrantable, debemos seguir adelante hacia el futuro.